He comenzado a adorar el sol por algunas razones. Primero que nada, a diferencia de algunos otros dioses que podría mencionar, puedo ver el sol. Está allí para mí cada día. Y las cosas que me provee son bastante aparentes todo el tiempo: calor, luz, comida, un día hermoso. No hay misterio, nadie pide dinero, no tengo que vestirme bien, y no hay un despliegue de ostentación aburrido. Y además es interesante lo que he encontrado, que las plegarias que le ofrezco al sol y las que antes ofrecía a 'Dios' son todas respondidas en la misma proporción aproximada del 50 por ciento.
La religión es probablemente el cuento chino más grandioso jamás contado. Piensen en esto: la religión realmente ha convencido a la gente de que hay un hombre invisible... que vive en el cielo... que observa cada cosa que hacemos, cada minuto de cada día. Y el hombre invisible tiene una lista de diez cosas especiales que no quiere que hagas. Y si haces alguna de estas diez cosas, tiene un lugar especial lleno de fuego y humo y quemazón y tortura y angustia donde va a enviarte para vivir y sufrir y quemarte y atragantarte y gritar y llorar para siempre hasta el fin de los tiempos... pero te ama.
George Carlin
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