Si tuviera necesidad de vivir muy tranquilo, sin preocuparme de la desgracia ajena, creería en dios, pues así tendría la seguridad de que él se ocuparía de resolver las desgracias humanas. Desgraciadamente, la misma existencia de la desgracia humana, de la injusticia y el dolor, me dicen que no hay tal dios.
Fiodor Dostoyevsky
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