No tienes enemigos personales, sino que defendiste a la que amas,
la defendiste cuando otros salieron también a ladrarle.
Permanece junto a la que amas(tu causa es de amor),
como si se tratara de tu novia(es tu novia):
ideas ardiendo en medio del mal tiempo.
No te vas a arrepentir. No tienes de qué arrepentirte.
Sólo aspiras , al igual que la muchacha médica que se va al África,
a seguir sirviendo,
aunque duelan tus servicios como duele el escalpelo
en la carne del cuerpo que va a salvar.
No aspiras a más gloria que ésa, y luego aspiras al olvido que venturosamente ya se te está concediendo.
Roberto Fernández Retamar
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