viernes, 23 de septiembre de 2011

Viejo en su prisión de viejos huesos

Viejo en su prisión de viejos huesos
me encontraste el corazón.
Un punto, al amor se abrieron sus ventanas.
Me has dado, ciego, contemplarte;
sordo, en el silencio, oír tu risa;
sin piernas ya, seguir tus pasos.
Desaparecida la memoria, relumbras,
presente, como eterna.
Y recién nacido, por cantarte,
el mudo inventa las palabras.

Rubén Bonifaz Nuño

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