Ayer, en el castillo de Chapultepec, en una mañana de verano, Javier Sicilia dijo algunas cosas bastante claras: Usted presidente, desde que llegó a la presidencia, llegó mal(todos entendimos lo del grotesco fraude del 2006); usted presidente, inició una guerra atroz y sin sentido, con unas instituciones podridas; usted presidente, es corresponsable de la muerte de 40 mil seres humanos; usted presidente, debe pedir perdón por las decenas de miles de muertes.
Fiel a su boca que solamente habla tonterías, Calderón contestó sus habituales necedades. Contestó, por ejemplo, que de lo que se arrepiente es de no haber iniciado la guerra antes. Respuesta lógica del presidente que será recordado como el presidente criminal de los 40 mil muertos, o más.
Presidente criminal: los criminales no tuvieron la oportunidad de ir a la universidad ni de ser presidentes; otros sí tuvieron la posibilidad de ir a la universidad, des ser presidentes, e igual terminaron como criminales.
Calderón dice defender a las víctimas, a los extorsionados, a los que viven entre criminales; pero no defiende a los trabajadores de las empresas(en cambio, legisla para ellas), no nos defiende de las explotadoras empresas transnacionales(en cambio, las llama, ruega por ellas), no nos defiende del ya antiguo intervencionismo norteamericano(en cambio, recibe su dinero sucio).
Calderón dijo(patéticamente), que quisiera ser recordado como el presidente que hizo muchos hospitales(aunque sean insuficientes o no haya doctores o la gente no tenga para las medicinas), muchas carreteras(aunque pocos tengan para un auto o para viajar en camión). Calderón dijo que le gustaría ser recordado por lo que ha hecho con la educación, como haber eliminado del los Colegios de Bachilleres la antropología, la economía y la sociología.
No hubo una sola palabra sobre la modificación del modelo económico, olvidemos la esperanza sobre la modificación del sistema económico. Es mortal que no se entienda que el sistema económico capitalista es el gran generador de corruptos, de delincientes, de miseria, de desigualdad.
Es impensable ir a la raíz de los problemas, solamente los chiflados desean que las cosas se analicen de principio. Parece que jamás se sabrá cuándo inició el narcotráfico y por qué y quienes.
Algunos ven un avance: se le pudo decir al fraudulento Calderón, en su sangriento rostro, lo que de él se piensa; otros: seguiremos esperando por aquello que debió haber sucedido hace decenas de años.
Entre la barbarie de los gobernantes y las barbaries que los gobernantes ocasionaron, se escribe la historia actual de este hermoso país llamado México, tan hermoso como injusto.
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