La Conferencia del Episcopado Mexicano, ha dicho hoy, que es "indispensable" el derramamiento de sangre, en la lucha contra la delincuencia organizada.
Según estos canallas, las vidas de más de 40 mil mexicanos, han sido necesarias. Debemos entender que otros 40 mil funerales pueden ser también "indispensables".
¿También se justificará el derramamiento de sangre, que el pueblo desesperado y cansado, haga con la delincuencia organizada del gobierno y las empresas? ¿No es esa una guerra también indispensable? ¿No es acaso lo más indispensable de lo indispensable?
Hoy, también, el sediento de sangre Felipe Calderón, invitó a la juventud mexicana a unirse a la policía, e invitó a convertir el oficio de policía, en un "sacerdocio cívico".
¡¿Marciales Maciel con patrulla?!
A la juventud hay que invitarla a estudiar, a tener amor por la ciencia y el arte, a desarrollar el conocimiento y la sabiduría. Pero no, lo único que puede ofrecerle a la juventud mexicana, Calderón el sediento de sangre, es un lugar en el "sacerdocio" de su privada y absurda guerra sin fin.
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