Un delfinario es, exactamente, una prisión para delfines. Son delfines esclavizados para el entretenimiento de los homo "sapiens". Si el homo "sapiens" pensara, entendería a la primera explicación que no es correcto mantener delfines encarcelados. Pero lo que sucede es que la especie humana ama esclavizar, pero lo que más ama es el dinero, como el que puede producir un delfinario. Esas aparentes sonrisas que dan los delfines, no son sonrisas, son palabras en su idioma, palabras que dicen: "sáquenme de aquí".
Es urgente cambiar la mentalidad del ser humano para que exista el futuro de la especie y de otras muchas especies. Más alegría debe producirnos saber que los delfines están donde deben estar, en libertad, aunque no los podamos ver.
Los delfinarios dejarán de existir tarde o temprano. Por ahora, nadie debe visitar delfinarios. Los que trabajan comprando delfines o vendiéndolos o entrenándolos, deben buscarse otra manera de subsistencia, hacer la revolución socialista, encender su cerebro o colgarse de un árbol.
Los que no entendieron nada, y seguirán yendo a ver a los prisioneros delfines, tienen mi más grande desprecio.
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